martes, 11 de septiembre de 2012

Beyond the Wall - Cap 1 [Yu-Gi-Oh]


Capitulo 1.- La Carta.

10 años después. Seúl, Corea del Sur.
Lizeth Yong ya no vivía con sus padres, durante ese tiempo ella había vivido a lado de una señora que fue la sirvienta de su familia en tiempos de prosperidad.
- Felicidades Lizeth, hoy cumples 17 años – felicito.
- Gracias. El pastel estuvo delicioso, ¿en verdad lo preparaste? –
- ¿Aun dudas que soy una gran cocinera? –
Ambas rieron, su relación era perfecta. Y como si fuera un cuento de hadas, Lizeth ya había cumplido la edad necesaria para saber una verdad...
- Tengo algo muy importante que decirte, Liz –
- ¿De qué se trata? –
- Es sobre... algo que dejo tu madre para ti –
La chica puso una expresión seria mientras que la señora fue hacia unos cajones que estaban cerca y de ahí saco un sobre sellado.
- Hace mucho tiempo que paso eso... ya no me acuerdo como eran papá y mamá – dijo ella muy triste.
- Lo sé. No te desanimes, ahora debes demostrarles que eres fuerte. Mejor lee esta carta –
Lizeth tomo el sobre. Lo abrió, desdoblo la hoja y comenzó a leerla. En ese momento, los recuerdos de la señora regresaron a su mente.

“Cuando Lizeth tenía 7 años, unas personas entraron a la casa con armas, ellos argumentaban que tenían que cobrar la deuda de su jefe...
- A nuestro amo ya no le interesan tus excusas, te quiere muerto –
Fueron las palabras de esos tipos al apuntar con un arma al señor Yong. Mientras tanto, la señora inmediatamente tomo a su hija y la llevo hacia el jardín trasero...
- ¿Sucede algo señora? – pregunto la sirvienta.
- Por favor señorita Jung, cuide de mi hija ¡no entre a la casa! –
- Pero, ¿Por qué? –
- No haga preguntas, simplemente llévese a mi hija y cuídela mucho –
La señorita Jung se sorprendió tanto con esta última orden de su ama, así que tomo a la niña y obedeció.
- Espere... –
Volteo hacia la señora...
- Cuando ella cumpla los 17, ¿podría entregarle esto? – extendió su mano con una carta.
La sirvienta dudo un poco, pero tomo la carta y asintió.
- Gracias –
Esa fue la última palabra que escucho de ella. Jung se escondió entre los arbustos del gran jardín, escuchaba balazos y gritos, por cada minuto que pasaba abrazaba más a Lizeth, quien no se daba cuenta de la tragedia; después, pasaron como 2 horas y ya no se escuchaba nada. Al parecer los tipos se habían ido.
Temerosa, entro a la casa... su impacto fue tan grande al ver los cadáveres de sus amos, uno encima de otro, todo parecía indicar que la señora Yong quería proteger a su marido, pero de nada había servido pues ambos ya estaban muertos.
- ¿Qué pasa? – pregunto la niña, estando detrás suyo.
- ¡No mires! – Inmediatamente volteo y la abrazo, evitando que presenciara esa dura escena – Vámonos, te llevare a mi casa –
La niña, sin haber sentido algo, se fue con ella y nunca regresaron a dicha mansión.”

- ¿Qué dice la carta? ¿Es algún secreto o alguna herencia? – pregunto Jung, haciendo a un lado todos esos recuerdos.
- Dice “Querida Lizeth, siempre te hemos querido. Algo me dice que no podre estar contigo siempre, así que por eso te escribo esta carta. Regresa a Japón, tienes que cumplir una promesa.” –
- ¿Una promesa? –
- Si, y no dice mas. Solamente tiene la dirección de una casa –
- ¡Qué raro! A menos que sea la casa donde vivieron ustedes cuando estaban en Japón –
- ¿Yo viví en Japón? –
- Si, ¿ya no te acuerdas? Bueno, en ese entonces tenias 5 años cuando regresaron a Seúl –
- Entonces... debo ir, para saber de qué se trata esa promesa –
- Lo malo es que no podre acompañarte, tengo que trabajar –
- No te preocupes, puedo cuidarme sola. Creo que mi mamá quiso que me enterara de esto a los 17 para poder viajar por mi cuenta –
- Espero que puedas encontrar respuestas. Te extrañare –
Los preparativos para el viaje se hicieron. Lizeth tomo el primer vuelo hacia Japón, tenía que saber qué clase de promesa era de la que hablaba su madre.

Japón, Ciudad Domino.
- Ohh... esta ciudad se ve como Corea, pero de alguna forma me sorprende – pensó Lizeth al ir caminando por las calles.
Buscar esa dirección era completamente difícil, sin embargo, ella estaba decidida. Camino y exploro todo lo que había a su alrededor, hasta que...
- Esta ciudad lo tiene todo... – dijo, y al darse media vuelta se encontró con algo – ¡AAAAHHHH! –
Se espanto cuando vio a un monstruo, ¡en plena ciudad!
- ¡Oye niña! No interfieras en nuestro duelo – dijo un tipo, no muy agradable.
La chica dio pasos hacia atrás y miro a dos personas que estaban con esos monstruos...
- ¡¿Qué es esto?! – pregunto muy sorprendida.
- Bien, es momento de que el gran Joey Wheeler termine contigo –
- Deja de alardear –
- ¡Ataca sus últimos puntos de vida! – ordeno.
Su monstruo obedeció y dejo al tipo en el suelo.
- ¿Ah? – Lizeth estaba muy confundida.
- Jajajajaja soy el mejor duelista – alardeo el rubio.
- Joey, no es para tanto – dijo Tristán.
- Oye, ¿Por qué casi te cruzas en mi duelo? – Joey se acerco a una sorprendida Lizeth.
- Ah... ¿me hablas a mí? –
- Claro, no veo a nadie más por aquí –
- No sabía que era un duelo... –
- Tranquilo Joey, parece que ella no es de aquí – Yugi se acerco a ellos.
- Si, ¿no ves que ella no trae disco de duelos? – agrego Tea.
- ¿De dónde vienes? ¿Podemos ayudarte? – pregunto Yugi.
- Yo... ¡ah sí!, vengo de Seúl y estoy buscando una dirección –
- Oye, pero a pesar de que vienes de allá, ya deberías conocer el Duelo de Monstruos. Es muy famoso a nivel mundial – dijo Joey.
- Y también deberías conocer a Yugi, el Rey de los Juegos – dijo Tristán.
- Chicos, no creo que todo el mundo esté conectado al Duelo de Monstruos – comento Yugi, muy modesto ante el último comentario.
- Pues, no entiendo nada sobre eso. Creo que es la moda de Japón –
- ¡Acabamos de decir que es a nivel mundial! – grito Joey, algo desesperado.
- Joey, no le grites – regaño Tea.
- ¿Cuál es la dirección? Podemos ayudarte a buscarla – dijo Yugi hacia una aturdida chica.
- @_@ ... Aquí esta – reacciono y le entrego la carta.
- No conozco esta zona, pero no te preocupes vamos a ayudarte, ¿verdad amigos? –
Todos estuvieron de acuerdo con Yugi. Como era costumbre del grupo de la amistad, ayudaron a la chica surcoreana.
- Mi nombre es Yugi Motou –
- Yo soy Lizeth Yong –
Y así se presentaron los demás. Joey estaba un poco desesperado por la actitud de ella, para él era como muy ingenua, además de que le molestaba el hecho de que no conociera los duelos.

Entre el recorrido por buscar la dirección tomaron un tren subterráneo, como era de esperarse, la cantidad de gente impidió que estuvieran juntos. En una de las paradas, Lizeth comenzó a oler algo...
- Mmm... Café *-* ¡café! –
El olor a café hizo que dejara el tren y se adentrara a los locales que quedaban a unos metros de distancia...
- Quiero un café *-* - decía en su interior.
¿Dónde estará ese local? Se preguntaba en medio de tanta gente que caminaba. Dio unos pasos buscando y sin darse cuenta choco con alguien. El impacto fue tal que termino sobándose la frente...
- Aaaah si dolió – se lamento.
- Oye, ¡fíjate por donde caminas! – se quejo el afectado del choque.
- Perdón, no me di cuenta. ¡Ah! Aquí venden café :D –
- ¡Tampoco es para que me ignores! Por lo visto no sabes con quien estás hablando ¬¬ –
- Weevil, ya nadie nos conoce – dijo su amigo – ¡Olvídalo! –
Lizeth busco entre sus cosas la cartera para comprarse un café, la verdad si estaba ignorando al chico. Pero se dio cuenta de algo...
- ¡Mi dinero! – grito.
Weevil y Rex se miraron entre sí.
- Ah, ¿Dónde quedo? ¿Dónde quedo? – Buscaba desesperada – Oigan, ¿ustedes podrían prestarme? ¿Sí? –
- Bueno, yo tengo cupones para café gratis –
La chica miro con interés los cupones.
- ¡Pero no te los daré! Después de haber chocado conmigo me ignoraste –
- Oh vamos, no seas tan cruel – intervino Rex – Bueno, si tu no le quieres prestar nada, yo si –
- Ahh muchas gracias –
- Se ve que viene de otra parte y tal vez robaron su dinero –
- Vaya Rex, ¡que considerado! – dijo Weevil con cierto sarcasmo.
- Espero que con esto te alcance –
- Si, de verdad gracias –
Con la cara molesta que Weevil ponía, Rex se despidió de ella. Ambos se retiraron del lugar. Lizeth compro su café y lo estaba disfrutando cuando...
- Parece que... ya lo había visto antes – un leve impacto le llego a su mente.

Mientras caminaban...
- Se supone que íbamos a retar a Yugi, pero no lo vimos hoy – comento Rex.
- Tuvo suerte, ahora si pienso ganarle –
- ¡Yo también estoy dispuesto a hacerlo! –
Ya tantas veces habían intentado regresar al mundo de los duelos como los campeones reconocidos que eran, pero no se les hacía. De repente, Weevil se detuvo y miro hacia atrás.
- ¿Sucede algo? –
- Ahm... no, nada – contesto.
“¿De dónde la conozco?” pensó.

Continuara...

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